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Ejercicio y aprendizaje: datos importantes para una educación y un estilo de vida saludables

Exercise and Learning: Important Facts For a Healthy Lifestyle and Education

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La actividad física desempeña un papel importante en la mejora del desarrollo físico y cognitivo de los niños. Desde aumentar la memoria hasta mejorar el rendimiento académico, los beneficios son enormes. Comprender cómo los diferentes tipos de ejercicios afectan al cerebro puede ayudar a crear rutinas eficaces que apoyen el crecimiento general.

Actividad física y función cognitiva

El ejercicio regular no solo fortalece los músculos, sino que también da un poderoso impulso al cerebro. Cuando un niño realiza actividad física, entran en acción varios procesos que mejoran el cerebro:

Aumento de la saturación de oxígeno

Estimulación de la angiogénesis

Memoria y enfoque mejorados

El hipocampo, crucial para la memoria, se abastece de oxígeno y nutrientes, lo que mejora su capacidad para procesar y almacenar información. La corteza prefrontal, que se encarga de tareas como la toma de decisiones y la resolución de problemas, se vuelve más nítida y eficiente con la actividad física regular.

Los tipos de actividad física son importantes:

Ejercicios aeróbicos (p. ej., correr, nadar)

Ejercicios complejos de habilidades motoras (p. ej., equilibrio, juegos de pelota)

Actividades físicas estructuradas (por ejemplo, clases de educación física)

Hillman et al. descubrieron que caminar solo 20 minutos puede mejorar la actividad cerebral y el rendimiento académico.1 Budde et al. descubrieron que las sesiones estructuradas de educación física ayudan a los niños a mantenerse concentrados y concentrados en las tareas, lo que contribuye a obtener mejores resultados académicos.2

Cuando los niños juegan juegos como «Sigue al líder» o participan en descansos activos en el aula, no solo están consumiendo energía, sino que están afinando sus cerebros. Cambiar con regularidad entre sentarse y moverse puede mejorar sus capacidades cognitivas. Por lo tanto, no se trata solo de mantenerse activo; se trata de realizar actividades físicas que supongan un desafío tanto para el cuerpo como para la mente.

Impacto de la actividad física en el rendimiento académico

La evidencia que relaciona la actividad física con la mejora de los resultados escolares es convincente. Numerosos estudios han demostrado que los niños que son más activos físicamente tienden a obtener mejores resultados en la escuela. Por ejemplo, Koutsandréou et al. demostraron que los niños que realizaban actividades relacionadas con las habilidades motoras mejoraban su concentración y sus tareas de atención.3

Factores clave que influyen en el rendimiento académico:

Intensidad y duración de la actividad física

Complejidad de los ejercicios

Cualificaciones de los líderes de actividad

Coherencia de los programas de actividad física

Los ejercicios aeróbicos, como caminar a paso ligero y bailar, son particularmente impactantes. Hillman et al. descubrieron que caminar solo 20 minutos aumentaba la actividad cerebral, mejoraba la precisión de la respuesta y mejoraba el rendimiento en los exámenes académicos.1

Sin embargo, la evidencia no es totalmente unilateral. Si bien muchos estudios han encontrado correlaciones positivas entre la actividad física y el rendimiento académico, otros no muestran diferencias significativas o incluso correlaciones negativas. Los matices radican en el tipo y la calidad del ejercicio, así como en la forma en que se realiza.

«La actividad física constante durante un año escolar afectó positivamente la preparación y el éxito académico de los estudiantes». - Veraksa et al.4

Es fundamental tener en cuenta las características individuales de los estudiantes. No todos los niños responden a la actividad física de la misma manera. Factores como los niveles básicos de condición física, el compromiso y el disfrute pueden modular los beneficios académicos que obtienen. Esta variabilidad refuerza la necesidad de programas de educación física personalizados y adaptables.

Tipos de actividades físicas y sus beneficios

Las actividades cardiorrespiratorias y las actividades de habilidades motoras ofrecen beneficios únicos para las funciones cognitivas y el rendimiento académico de los niños. Comprender estas diferencias nos ayuda a ajustar las actividades físicas para maximizar sus impactos positivos.

Ejemplos de tipos de actividad: beneficios cardiorrespiratorios: caminar, correr, nadar, bailar, aumentar el flujo de oxígeno, mejorar la función cerebral y el estado de alerta Habilidad motora Rebotar una pelota de baloncesto, mantener el equilibrio, jugar «Simon Says» Mejora de la coordinación, la toma de decisiones y el procesamiento de la información Educación física estructurada Combinación de actividades cardiovasculares y motoras Mejora la atención, la concentración y el rendimiento académico

Hillman et al. descubrieron que caminar solo 20 minutos mejoraba significativamente la actividad cerebral y el rendimiento académico.1 Este aumento ayuda a retener la memoria, a prestar atención y a mejorar las habilidades para resolver problemas.

Koutsandreou et al. demostraron que las actividades relacionadas con las habilidades motoras pueden conducir a mejoras significativas en la memoria de trabajo y el aprendizaje verbal.3 Estas actividades afinan la capacidad del cerebro para procesar información compleja y tomar decisiones rápidas.

El enfoque ideal: integrar una combinación de actividades cardiorrespiratorias y de habilidades motoras para garantizar que la educación física contribuya de manera significativa al desarrollo holístico. Se trata de fomentar el cerebro de los niños para que trabajen mejor, piensen más rápido y recuerden más mientras se mantienen en buena forma física.

Podemos ayudar a los niños a desarrollar todo su potencial manteniéndolos activos. La actividad física no es una actividad secundaria extracurricular, es un componente fundamental de la educación.

Intervenciones de actividad física basadas en la escuela

Los programas de actividad física basados en las escuelas desempeñan un papel crucial en la configuración del bienestar general y el éxito académico de los estudiantes. Estas actividades, que van desde las clases de educación física hasta los deportes extracurriculares y el recreo, contribuyen al desarrollo cognitivo, emocional y social.

La actividad física regular tiene un impacto positivo en el comportamiento en el aula. Watson y otros descubrieron que ayuda a reducir la inquietud y permite que los alumnos se concentren mejor cuando vuelven a sus escritorios.1 Las actividades sencillas, como las «pausas para el cerebro», en las que los alumnos realizan breves ráfagas de movimiento, pueden refrescarles la mente y prepararlos para el siguiente segmento de aprendizaje.

Las actividades físicas también aumentan la autoestima. Cuando los niños dominan nuevas habilidades, su confianza aumenta, lo que se traduce en una mayor confianza en sí mismos en las interacciones académicas y sociales. Esta mejora de la autoestima puede tener efectos de gran alcance en varios aspectos de sus vidas.

La función cognitiva se beneficia considerablemente de la actividad física. Veraksa et al. destacaron que la actividad física constante y estructurada está relacionada con una mejor preparación académica y un mejor éxito.2 Se ha demostrado que los programas que combinan habilidades aeróbicas y motoras mejoran las funciones ejecutivas, como:

Memoria de trabajo

Flexibilidad cognitiva

Control inhibitorio

La eficacia de estos programas depende en gran medida de las competencias de los maestros y especialistas que los dirigen. Los profesionales con experiencia tanto en educación física como en desarrollo cognitivo pueden crear actividades atractivas y apropiadas para el desarrollo que maximicen los beneficios para todos los estudiantes.

Las actividades físicas escolares también mejoran las habilidades sociales. Las actividades en equipo ayudan a los niños a desarrollar habilidades de comunicación y cooperación, sentando las bases para interacciones y relaciones sociales positivas.

«Con el liderazgo y la estructura adecuados, estos programas se convierten en la piedra angular de una educación integral, ya que preparan a los niños para el éxito académico y una vida activa y saludable».

En resumen, los programas de actividad física en las escuelas ofrecen beneficios multifacéticos, ya que mejoran el comportamiento en el aula, aumentan la autoestima, mejoran la función cognitiva y fomentan las habilidades sociales.

Actividad física, función ejecutiva y preparación académica

La aptitud física no consiste solo en mantener un cuerpo sano; también es crucial para desarrollar un cerebro que funcione bien, particularmente en términos de habilidades de función ejecutiva. Estas habilidades, que incluyen administrar el tiempo y la atención, planificar, organizar y gestionar múltiples tareas, son esenciales para el éxito académico.

Las actividades físicas que exigen altos niveles de coordinación y control pueden ser particularmente eficaces para impulsar la función ejecutiva. Koutsandreou y otros revelaron que los juegos que incluyen reglas, secuencias y tiempos, como Simon Says o los deportes organizados, requieren que los niños presten mucha atención, recuerden las instrucciones y se adapten rápidamente. 3 Este juego estructurado agudiza las habilidades cognitivas y, al mismo tiempo, mantiene a los niños físicamente activos.

La actividad física regular mejora varios aspectos de la función ejecutiva:

Control de la atención: las actividades que requieren una concentración sostenida y respuestas rápidas, como el entrenamiento con etiquetas o circuitos, pueden mejorar la capacidad de atención.

Memoria de trabajo: los juegos que implican recordar patrones o secuencias fortalecen esta habilidad. Las actividades como saltar en tijera mientras se recitan palabras ortográficas combinan ejercicios físicos y mentales de manera eficaz.

Flexibilidad cognitiva: los deportes de equipo o los juegos con reglas cambiantes mejoran la adaptabilidad y el pensamiento creativo.

La correlación entre las habilidades de la función ejecutiva y la preparación académica es significativa. Los niños con sólidas habilidades de función ejecutiva pueden administrar mejor su tiempo, mantenerse organizados y abordar tareas desafiantes, lo que les brinda una ventaja en el aula. Esta preparación contribuye a una mayor participación en las actividades de aprendizaje, a una mejor conducta y a un mejor rendimiento académico.

Veraksa et al. enfatizaron que la actividad física constante afecta positivamente la preparación académica y el éxito de los estudiantes.2 Los programas de actividad física integrados regularmente pueden fomentar estas habilidades de la función ejecutiva, allanando el camino para que los niños sobresalgan académicamente.

En conclusión, la interacción entre la aptitud física y la función ejecutiva es una fuerza poderosa para la preparación académica y el éxito. Al integrar las actividades físicas que promueven el control de la atención, la memoria funcional y la flexibilidad cognitiva, podemos encaminar a los niños por un camino sólido hacia el rendimiento educativo. Fomentar el ejercicio regular y estructurado ayuda a los niños a desarrollar una mente más aguda y un cuerpo más sano, preparándolos para futuros desafíos académicos.

¿Cómo beneficia la actividad física a la función cognitiva de los niños? La actividad física aumenta el flujo de oxígeno al cerebro, estimula la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos) y mejora la memoria y la concentración. Beneficia directamente a áreas del cerebro como el hipocampo (responsable de la memoria) y la corteza prefrontal (responsable de la toma de decisiones y la resolución de problemas). ¿Qué tipos de ejercicios son más beneficiosos para el desarrollo cognitivo de los niños? Los diferentes tipos de ejercicios ofrecen diversos beneficios cognitivos: los ejercicios aeróbicos (por ejemplo, correr, nadar) mejoran la función cerebral al aumentar el flujo de oxígeno. Los ejercicios de habilidades motoras (por ejemplo, el equilibrio, los juegos de pelota) mejoran la coordinación, la toma de decisiones y el procesamiento de la información. Las actividades físicas estructuradas (por ejemplo, las clases de educación física) apoyan la atención, la concentración y el rendimiento académico a través de actividades aeróbicas y motoras. ¿Puede la actividad física mejorar el rendimiento académico? Sí, muchos estudios sugieren que la actividad física tiene un impacto positivo en el rendimiento académico. Por ejemplo, una investigación de Hillman et al. descubrió que caminar solo 20 minutos puede mejorar la actividad cerebral y los puntajes de los exámenes. La actividad física favorece la retención de la memoria, la atención y las habilidades para resolver problemas, lo que puede contribuir a obtener mejores resultados académicos. ¿Son todos los tipos de actividades físicas igualmente eficaces para mejorar el rendimiento académico? No todas las actividades tienen el mismo impacto. Los ejercicios aeróbicos estimulan la actividad cerebral, mientras que las actividades relacionadas con las habilidades motoras mejoran la memoria de trabajo y el aprendizaje verbal. La eficacia también depende de la duración, la intensidad y la consistencia del ejercicio, así como de la calidad de los programas y la experiencia de los líderes de la actividad. ¿Por qué algunos estudios muestran que la actividad física no mejora ni tiene efectos negativos en el rendimiento académico? Los resultados pueden variar en función de varios factores, como el tipo y la calidad de los ejercicios, las diferencias individuales en los niveles iniciales de condición física de los niños y el grado en que disfrutan y participan en las actividades. Esta variación sugiere que pueden ser necesarios programas de educación física personalizados y adaptables. ¿Cómo ayudan los programas de actividad física en las escuelas al desarrollo cognitivo y social de los niños? Las actividades físicas escolares, como las clases de educación física y el recreo, contribuyen al desarrollo cognitivo, emocional y social al: reducir la inquietud y mejorar la concentración cuando los niños regresan a clase. Aumentar la autoestima mediante el dominio de las habilidades. Mejorar las funciones ejecutivas como la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva y el control inhibitorio. ¿Cuál es el papel de la actividad física en la mejora de la función ejecutiva? Las actividades que exigen coordinación y control, como los juegos con reglas o los deportes organizados, ayudan a los niños a desarrollar el control de la atención, la memoria funcional y la flexibilidad cognitiva. Estas habilidades son fundamentales para administrar el tiempo, organizar las tareas y manejar problemas complejos, que son esenciales para el éxito académico. ¿Cuáles son algunos ejemplos de actividades físicas que pueden mejorar la función ejecutiva? Los juegos como «Simon Says», los deportes de equipo o las actividades con reglas cambiantes pueden mejorar la flexibilidad cognitiva y el control de la atención. Las actividades sencillas, como el entrenamiento con el equipo, el entrenamiento en circuitos o los saltos de tijera mientras se recitan palabras ortográficas, combinan el esfuerzo físico con el compromiso mental, lo que favorece la capacidad de concentración y la memoria de trabajo. ¿Cómo se deben integrar las actividades físicas en las rutinas escolares para maximizar los beneficios? La combinación de sesiones estructuradas de educación física con pausas activas breves, como las «pausas para el cerebro», puede refrescar la mente de los estudiantes y mejorar su preparación para aprender. La incorporación de ejercicios aeróbicos y actividades relacionadas con las habilidades motoras en las rutinas diarias puede garantizar un enfoque equilibrado y promover la aptitud física y el crecimiento cognitivo. ¿Por qué es importante el papel de los profesores y los especialistas en los programas de actividad física que se imparten en las escuelas? Los profesionales con experiencia en educación física y desarrollo cognitivo pueden crear actividades atractivas y apropiadas para cada edad. Esto garantiza que los niños no solo disfruten de las actividades físicas, sino que también obtengan beneficios cognitivos y sociales, lo que hace que los programas sean más efectivos para mejorar la preparación académica.

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